Santander no tiene pulso: sin la más mínima señal de fortaleza
Dentro del sector financiero de nuestro país, la entidad cántabra es de los valores que más debilidad presentan. Sigue siendo impecablemente bajista en términos de largo plazo.
El primer banco de nuestro país lleva bastante tiempo mostrándose más débil que el conjunto de nuestro sector financiero, y no hablemos ya si lo comparamos con el sector bancario europeo. Las caídas de las últimas sesiones, lentas pero continuas, le están acercando a la zona de soporte de los aproximadamente 3,50 euros y si este nivel de precios se perforara en precios de cierre en los próximos días, no descartamos una vuelta hacia los mínimos de 2019 en los 3,30 euros (ajustada la serie de precios a todos los dividendos repartidos). Y ahí es donde está la clave de todo, en los mínimos del año pasado. Es crítico que este soporte funcione, pues de perforarse no podemos descartar que finalmente el precio reste la totalidad del último gran impulso alcista, esto es los mínimos de 2016 en los 2,60 euros. Por arriba, por el lado de las resistencias, la más importante en este momento, y bastante alejada por cierto, es la directriz bajista; ahora en los 3,90 euros.