Problemas en Italia: dimite el ministro de Educación por falta de presupuesto
El Gobierno que lidera Guiseppe Conte vuelve a estar en entredicho tras la salida del ministro de Educación. Lorenzo Fioramonti ha renunciado al cargo apenas unos días después de que se aprobase el Presupuesto para 2020 al no haber logrado para su departamento el dinero que, a su juicio, era necesario para mejorar las escuelas y las universidades del país.
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Esta es la última señal de inestabilidad que ha dado el Ejecutivo italiano, formado por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y por el Partido Demócrata, que hace unos días escenificó las diferencias que existen en el seno del gabinete en diversos temas, como la reforma de la zona euro o los derechos de los inmigrantes. Su último enfrentamiento se produjo hace unos días, debido a las nuevas reglas para las concesiones de las carreteras de peaje.
Fioramonti presentó su renuncia en una carta dirigida a Conte el pasado 23 de diciembre, aunque no fue hasta este miércoles cuando saltó la noticia. El ya exministro ha lamentado la falta de fondos para la Educación. "El Gobierno debería haber tenido más coraje en los Presupuestos para impulsar el gasto para las universidades y los proyectos de investigación", ha escrito el dirigente en un post en su perfil de Facebook este jueves.
La dimisión de Fioramonti es "irrevocable", según ha dicho el dirigente a Reuters, y pone también de relieve los problemas que hay en el seno del partido M5S, que intenta reorganizarse por el descontento interno que hay con el líder Luigi Di Maio. El problema es que la salida del ministro de Educación no ha sido la única, porque este mes tres senadores de la formación han abandonado para unirse a la Liga, el partido de ultraderecha que ahora está en la oposición, lo que ha dejado al Gobierno con na mayoría muy ajustada en la Cámara alta.
PEDÍA 3.000 MILLONES MÁS
Poco después de que el M5S y el Partido Demócrata formasen gobierno por sorpresa en septiembre (nadie esperaba que lograsen ponerse de acuerdo), Fioramonti ya amenazó con marcharse. De hecho, aseguró que renunciaría al cargo a menos que el gasto en educación se incrementase en 3.000 millones de euros en 2020. Algo que no ha pasado.
El problema es que pocos creyeron entonces que fuese a dar ese paso, ni siquiera mientras las cuentas públicas italianas pasaban el corte en el Parlamento, habiendo quedado ya claro que no había intención de incrementar el gasto educativo. "No debería ser una sorpresa para nadie que un ministro cumpla su palabra", ha dicho Fioramonti a Reuters. Pese a todo, el exministro asegura que seguirá apoyando al Gobierno de Conte desde su escaño de diputado. Al menos, asegura la agencia de noticias Ansa, hasta que logre formar su propio grupo en el Parlamento.
Italia gasta el 3,6% del Producto Interior Bruto (PIB) en la educación primaria y universitaria, frente a la media del 5% de otros 32 países analizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Hace unos meses Fioramonti hizo una serie de propuestas para aumentar el gasto educativo que le pusieron en el foco: por ejemplo, sugirió nuevos impuestos sobre los billetes de avión, el plástico y los alimentos azucarados para recaudar fondos para la educación, ideas que le valieron más de una crítica.