Guerra entre vecinos por el sobrecoste de abrir las piscinas y los límites de aforo
Muchas comunidades de vecinos están enzarzadas en un arduo debate sobre si abrir o no las piscinas durante este verano. Los residentes están divididos entre quienes quieren disfrutar de un chapuzón y aquellos que prefieren mantenerlas cerradas por el sobrecoste que supone cumplir con todas las nuevas medidas de limpieza y desinfección. Y el conflicto no acaba ahí, también hay que decidir cómo repartir los accesos para respetar el aforo máximo del 30%.
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La armonía vecinal forjada estos meses atrás durante los aplausos a los sanitarios se ha disipado. "Hay un grupo importante de comunidades que han decidido no abrirlas y otras donde el debate interno es tremendo", apunta el secretario del Consejo General del Colegios de Administradores de Fincas de España, Rafael del Olmo. "Los vecinos están valorando si dentro de este contexto de superficie reducida y de gasto incrementado, al final merece la pena abrir las piscinas", explica.
Se trata de una decisión complicada que, a ciencia cierta, no contentará a todo el mundo. Además, se tiene que tomar en un momento complicado, en el que está prohibido celebrar reuniones de más de 15 personas. "Se hace imposible que la comunidad se reúna para tomar decisiones a este respecto y que, por ejemplo, apruebe la emisión de cuotas extraordinarias", remarca Del Olmo en sus declaraciones a Europa Press.
Algunas comunidades han optado por votar a través de correo electrónico. Aunque este método excluye los debates que se viven durante las clásicas reuniones presenciales, es la mejor opción para no trasladar la decisión final a la figura del presidente y evitar así la tensión social entre vecinos.
En el caso de reabrir la piscina, el siguiente punto del día es decidir cómo repartir los horarios para cumplir con el aforo máximo fijado por el Gobierno en el 30%, aunque en muchas instalaciones será menor para asegurar los dos metros de seguridad. Algunas urbanizaciones se han decantado por turnos rotativos para que cada portal pueda utilizar las instalaciones durante determinadas horas al día, mientras que en otras hay vecinos que bajarán los días pares y otros los impares. En cualquier caso, son decisiones que debe consensuar cada comunidad en función del número de residentes.
LOS SOCORRISTAS DEBEN COBRAR MÁS POR CONTROLAR EL ACCESO
El único deber de los socorristas es estar pendientes de lo que pasa dentro del agua. Entre sus obligaciones laborales no se encuentra la de controlar el acceso a la piscina, pero algunas comunidades valoran pagar un dinero extra para no tener que contratar a otra persona. Este es un coste añadido que muchos vecinos no pueden asumir ahora mismo por la complicada situación que viven debido a la crisis del coronavirus, que ha dejado a casi 4 millones de personas en el paro y otras 3 millones se encuentran inmersas en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Lo mismo sucede con la limpieza y desinfección de las instalaciones entre los turnos de baño. Para prevenir el Covid, el Ministerio de Sanidad pide "mantener un protocolo de limpieza y desinfección que responda a las características de la instalación y a la intensidad de uso; el titular tendrá a disposición de la autoridad sanitaria dicho protocolo, si se lo requiere". Esta tampoco es una labor de los socorristas, aunque pueden hacerlo cobrando un poco más.
El gabinete encabezado por Salvador Illa también exige instalar dosificadores de gel desinfectante a la entrada, evitar colocar toallas en las vallas del recinto o dejar correr el agua de las duchas y los servicios antes de utilizarlos. Respecto a las tumbonas, deben estar separadas como mínimo a dos metros y son los propios usuarios quienes han de desinfectarlas antes y después de su uso.