"Sacrificio desproporcionado": la vía de Santander para evitar refinanciar DIA
DIA agota hoy el plazo para reequilibrar su situación patrimonial y evitar entrar en preconcurso de acreedores. LetterOne, dueño ya de casi un 70% de la compañía tras la opa, y Banco Santander están atascados en la firma del acuerdo que permitiría al inversor ruso Mijaíl Fridman avanzar en sus planes e inyectar dinero en la compañía. Santander exige que los bonistas asuman pérdidas también, no sólo los bancos, pero, si Friedman no cede, se verá arrastrado por el pacto que la mayoría ya ha firmado con LetterOne. Su única opción es alegar "sacrificio desproporcionado".
LetterOne tiene ya el visto bueno de 16 de las 17 entidades que concedieron el crédito sindicado de 912 millones a DIA. En manos de esa mayoría de acreedores está un 77,5% de la deuda y el resto, unos 200 millones, corresponde a Banco Santander. Según la Ley Concursal, si los opuestos al acuerdo sumen menos del 25% del pasivo, como es el caso, tienen que sumarse obligatoriamente al acuerdo, les guste o no, en una homologación judicial.
Dicho acuerdo contempla que los bancos acreedores refinancien toda la deuda hasta 2023, sin vencimientos en los próximos cuatro años, pero no impone ningún sacrificio a los tenedores de bonos. El primer vencimiento tendrá lugar este verano, 308 millones, y hasta el momento LetterOne ha subrayado que los reembolsarán aprovechando la inyección de 500 millones del aumento de capital.
Pese a la oposición a estos planes que ha mostrado Banco Santander, alegando que un acuerdo de refinanciación que no incluya a los bonistas sentaría un muy mal precedente de cara a otros procesos, la entidad puede verse forzada a aceptar los términos que acuerden los acreedores con LetterOne.
SACRIFICIO DESPROPORCIONADO
La normativa incluye este tipo de acuerdos alcanzados antes del preconcurso de acreedores entre los casos no rescincibles, es decir, no cabría impugnación por parte de Santander: al ser un crédito sindicado y no diferentes créditos individuales, es como si el banco que preside Ana Botín firmase también el acuerdo.
¿Cuál sería su vía de escape? La clave para Santander es el perímetro de la deuda. Este acuerdo considera solo la deuda bancaria, pero el banco puede exigir que se metan dentro también a los bonistas. En ese caso, el volumen de deuda se amplía y para alcanzar el 75% es necesario que más acreedores suscriban las condiciones marcadas por LetterOne. En principio, los bonistas darían luz verde a un acuerdo que no les perjudica pero al hacerlo abren la puerta para que Santander pueda impugnarlo alegando sacrificio desproporcionado, indican fuentes jurídicas a este medio.
Una vez homologado por vía judicial el acuerdo (para lo que basta llevarlo ante el Juzgado de lo Mercantil y su posterior publicación en el BOE), los acreedores de pasivos financieros afectados por la homologación que no hayan firmado o hubieran mostrado su disconformidad, pueden impugnarla pero sólo en base a dos aspectos: los porcentajes necesarios para la homologación y la valoración del carácter desproporcionado del sacrificio exigido.
¿En qué consiste esta valoración? El proceso de Abengoa sirvió para afinar esta definición y cómo afecta al esfuerzo que deben asumir los acreedores financieros, apuntan fuentes jurídicas. Cuando se impugna un acuerdo, el juez de lo mercantil analizará las condiciones que se imponen a los acreedores y si son proporcionadas desde dos puntos de vista: si son equitativas y si son necesarias.
En la primera, la equidad, se evalúa cómo afecta de forma individual al acreedor concreto y en qué situación le deja respecto a los demás acreedores de dicha deuda. En este caso, cómo afectaría a Santander ya que es el que más volumen de deuda de DIA tiene de forma individual y si el acuerdo implica para el banco un sacrificio desproporcionado comparado con el esfuerzo que hagan los demás acreedores sindicados. Será desproporcionado por inequidad cuando se exija por igual a partes que no están en situaciones equivalentes. En la segunda, la necesidad de las medidas adoptadas, se estudiará si son acordes con la finalidad en sí de la refinanciación, es decir, la continuidad de la empresa.
En principio, los bonistas deberían estar dentro del perímetro atendiendo a la literalidad de la ley, pero hay precedentes -el más destacado, el de FCC- en que se ha permitido reducir el perímetro de una refinanciación a la deuda bancaria. A falta de unas horas para que cumpla el plazo de dos meses para que DIA encuentre una vía para salir de la causa de disolución o tenga que plantearse el preconcurso o el concurso voluntario, Santarder y LetterOne siguen negociando a contrarreloj.