Lagarde tendrá la atención: "El reto es aclarar hasta qué punto la política sigue restrictiva"
Dado por hecho que el Banco Central Europeo (BCE) volverá a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos en su encuentro de marzo, la atención se centrará en las palabras que pueda pronunciar su presidenta, Christine Lagarde. "El reto para el Consejo de Gobierno en esta reunión será aclarar hasta qué punto considera que su política monetaria sigue siendo restrictiva".

"Las reacciones de los mercados financieros deberían ser limitadas, a menos que se produzca un cambio drástico en la comunicación del BCE, que sugiera que ya no considera que su política monetaria sea restrictiva", añade François Rimeu, estratega senior de Crédit Mutuel Asset Management.
Aunque en su caso reconoce que no es su escenario. Con el tipo de depósito acercándose al tipo neutral, espera que el Consejo adapte su lenguaje, describiendo las condiciones de financiación como "moderadas" o "algo" restrictivas.
"No esperamos grandes cambios por parte del BCE. Es probable que el Consejo de Gobierno baje los tipos, probablemente por unanimidad, con ajustes menores en sus perspectivas económicas". "Creemos que el BCE esperará a los resultados de su encuesta trimestral sobre préstamos bancarios en la zona euro, que se publicará el 15 de abril, dos días antes de su próxima reunión en abril, antes de hacer un cambio más pronunciado en su vocabulario", asegura.
En consecuencia, ve probable que el organismo continúe con sus recortes de tipos "con cautela, dependiendo de los datos que vayan llegando y atento a la política monetaria estadounidense".
"La cautela del BCE en cuanto a la dirección de su política monetaria más allá de esta reunión podría implicar una pausa en abril, aunque creemos que el BCE tiene pocas razones para retrasar una mayor relajación monetaria. Con toda probabilidad, el BCE tiene un objetivo intermedio del 2%", afirma.
Mientras, Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, espera que el BCE abandone la valoración de que su política monetaria sigue siendo restrictiva y también insista en su enfoque de reunión por reunión y en su dependencia de los datos.
En su opinión, será necesaria una serie de bajadas de tipos para estimular la demanda de los hogares. "La incertidumbre política es muy elevada y la propensión al consumo de los hogares sigue siendo baja, como indican su elevado coeficiente de ahorro y la baja confianza de los consumidores", señala.
Por ello, indica que los datos recientes apoyan otro recorte de tipos de 25 puntos básicos, dado que la economía crece por debajo de su potencial, el mercado laboral se deteriora y el crecimiento salarial se modera. "El entorno ha cambiado. No solo existe una considerable probabilidad de mayores estímulos fiscales en Europa y del fin de la guerra en Ucrania, sino también de aranceles estadounidenses y de una guerra comercial global. Esto sugiere que el BCE continúa dependiendo de los datos y no otorgará indicaciones sobre un próximo recorte de tipos en abril", indica.
En los niveles actuales, "los tipos siguen considerándose restrictivos", expresa Martin Wolburg, senior economist en Generali AM. Aunque coincide en que se mantendrá la dependencia de los datos y el enfoque de reunión por reunión, sigue esperando un tipo terminal del 1,75%, "que probablemente se alcance en julio".
Por su parte, en el equipo de economistas de Schroders prevén que el BCE realice dos recortes de tipos adicionales este año: "Seguimos manteniendo una postura relativamente agresiva. Así pues, prevemos que el BCE dejará de recortar los tipos en junio, manteniendo el tipo de depósito en el 2,25%. En cambio, los mercados descuentan que el BCE reduzca el tipo de depósito por debajo del 2%".
Finalmente, para Felix Feather, economista de Aberdeen, el organismo europeo reducirá los tipos "al menos hasta el nivel neutral durante verano, con la posibilidad de nuevos recortes si las condiciones económicas lo justifican. Estimamos que esta variable, importante pero difícil de estimar, se sitúa en torno al 2%".
Sin embargo, "si se materializaran riesgos a la baja importantes, como una perturbación del PIB inducida por el comercio, el BCE podría verse obligado a situar los tipos por debajo del nivel neutral, en territorio abiertamente flexible", matiza.