Dimon (JP Morgan), de la guerra arancelaria: "Cuanto antes se resuelva este problema, mejor"
El presidente y director ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, ha publicado su carta a los accionistas, en la que dedica una parte del texto a los aranceles impuestos por el presidente de EEUU, Donald Trump. En su opinión, "cuanto antes se resuelva esta problema, mejor", puesto que "algunos de los efectos negativos aumentan acumulativamente con el tiempo y serían difíciles de revertir.

Como ha expresado, existen "muchas incertidumbres en torno a la nueva política arancelaria". Entre ellas, destaca las posibles medidas de represalia, incluidas las relativas a los servicios, por parte de otros países, el efecto sobre la confianza, el impacto sobre las inversiones y los flujos de capital, el efecto sobre los beneficios empresariales y el posible efecto sobre el dólar estadounidense.
En su opinión, "hay muchas formas de combatir el comercio desleal" y la política industrial es una de ellas, "pero debe hacerse bien o no hacerse en absoluto".
"Durante cientos de años, los países han utilizado las prácticas comerciales para sacar ventaja a otros países. Esta competencia económica se ejerce a menudo a través de la política industrial y comercial y se presenta de muchas formas: prohibición o limitación del comercio (cuotas), aranceles, subvenciones, ayudas, créditos fiscales o depreciación acelerada, garantías de préstamos, acuerdos de compra a largo plazo y controles de capital", indica Dimon.
Por lo general, añade que estas herramientas "pretenden dar a una empresa o a una industria una ventaja competitiva injusta y, cuando se utilizan juntas, pueden crear economías de escala insuperables. En su forma más dura, pueden ser utilizadas por los países como táctica para intentar dominar injustamente industrias enteras".
"Esto no debería permitirse", destaca en su carta el presidente y director ejecutivo de JP Morgan, que cree que los acuerdos comerciales "tienen muchos defectos y deben negociarse con cuidado".
"Prácticas como permitir a los países eludir las restricciones comerciales que se les imponen -por ejemplo, permitir a China utilizar los acuerdos que tiene con otras naciones para eludir los aranceles sobre los productos chinos- pueden y deben detenerse. Obviamente, cuando se trate injustamente a EEUU, deberíamos exigir que se arreglen esos acuerdos. También sería bueno reconocer que a veces hemos tratado injustamente a otros", afirma.
Dimon considera que los recientes aranceles probablemente aumentarán la inflación y están haciendo que muchos consideren una mayor probabilidad de recesión. "Incluso con el reciente descenso de los valores de mercado, los precios siguen siendo relativamente altos. Estas fuerzas significativas y en cierto modo sin precedentes nos hacen mantenernos muy cautos".
Por ello, prevé que la economía se enfrentará "a considerables turbulencias (incluidas las geopolíticas), con los aspectos potencialmente positivos de la reforma fiscal y la desregulación y los potencialmente negativos de los aranceles y las guerras comerciales, la persistente inflación pegajosa, los elevados déficits fiscales y unos precios de los activos y una volatilidad todavía bastante elevados".
Bajo su punto de vista, "independientemente de lo que se piense de las razones legítimas de los aranceles recién anunciados o del efecto a largo plazo, bueno o malo, es probable que haya importantes efectos a corto plazo".
Como ha detallado, a corto plazo, ve probable que se produzcan efectos inflacionistas, "no sólo en los productos importados, sino también en los precios internos, a medida que aumenten los costes de los insumos y se incremente la demanda de productos nacionales".
"La forma en que esto se refleje en los distintos productos dependerá en parte de su sustituibilidad y elasticidad de precios. Sigue siendo una incógnita si el menú de aranceles provocará o no una recesión, pero ralentizará el crecimiento", concluye Dimon.