Temor en Wall Street: ¿se acerca una ola de recortes en las previsiones de beneficios?
En medio de un panorama económico cada vez más incierto, los expertos comienzan a cuestionar el optimismo de Wall Street respecto a las estimaciones de ganancias de las empresas. Mientras el consenso general del mercado espera un crecimiento sólido de los beneficios este año y el siguiente, algunos estrategas veteranos advierten que estas proyecciones podrían estar peligrosamente infladas.

Uno de ellos es Adam Parker, estratega de mercados con una trayectoria destacada en firmas como Sanford Bernstein y Morgan Stanley, quien ha encendido las alarmas con una perspectiva más conservadora y realista sobre lo que puede esperarse en términos de beneficios corporativos.
LAS ESTIMACIONES PODRÍAN ESTAR SOBREVALORADAS
Según las estimaciones actuales del consenso del índice S&P 500, se espera que las ganancias corporativas crezcan un 9% en 2025 y un 14,3% en 2026. No obstante, Adam Parker, fundador de Trivariate Research, sostiene que estas cifras son excesivamente optimistas considerando el entorno macroeconómico actual.
“Esperamos más revisiones negativas de las ganancias por acción (EPS) de lo normal este año”, afirma Parker.
El analista proyecta un modesto crecimiento del 1% en las ganancias empresariales para este año y de apenas 4% para 2026. Esta visión contrasta fuertemente con las cifras del consenso, y Parker no es el único que comienza a advertir sobre una potencial corrección en las expectativas del mercado.
Además, alerta sobre la severidad del castigo que enfrentan las empresas cuando no alcanzan las estimaciones, muchas veces infladas por analistas demasiado optimistas. En los últimos dos meses, el castigo promedio a empresas que revisaron sus proyecciones en más de un 5% ha sido uno de los más duros en los últimos 25 años, situándose en el cuarto percentil histórico.
CASTIGOS DUROS PARA QUIENES FALLAN
Algunos gigantes del sector corporativo ya han sentido los efectos de esta dureza del mercado. Delta Airlines y Nike, dos referentes económicos importantes, han sido duramente castigados en las últimas semanas tras emitir advertencias sobre sus resultados financieros. Las acciones de Delta cayeron un 13% y las de Nike un 25% en apenas un mes.
Para Parker, este fenómeno es preocupante. “Creemos que los números del consenso deben ser revisados a la baja de forma sustancial, y el castigo por revisiones negativas ha sido severo. Esta combinación nos hace mantener una postura cautelosa, especialmente ahora que muchas empresas se preparan para reportar resultados en las próximas dos semanas.”
Esta presión hacia abajo sobre las ganancias tiene dos causas principales, siendo una consecuencia directa de la otra. La primera es la incertidumbre generada por las políticas arancelarias del gobierno estadounidense, y la segunda es la posibilidad de que la Reserva Federal no pueda aplicar recortes de tasas para estimular la economía.
INCERTIDUMBRE COMERCIAL Y POLÍTICAS VOLÁTILES
El actual entorno comercial internacional está marcado por decisiones impredecibles por parte del gobierno de Estados Unidos, particularmente en lo que respecta a la política de aranceles. El 9 de abril, la administración anunció una pausa de 90 días a todos los aranceles recíprocos, excepto para China.
Actualmente, los aranceles sobre productos chinos alcanzan el 145%, resultado de un 125% adicional más un arancel previo del 20% impuesto por el expresidente Trump. Aunque ciertos productos como teléfonos inteligentes, ordenadores y semiconductores fueron excluidos de estas tarifas, la posibilidad de imponer nuevos aranceles a los semiconductores se mantiene latente.
Todo esto ha contribuido a un entorno de incertidumbre paralizante para muchas empresas, que ven afectada su capacidad de planificar e invertir con confianza. Las negociaciones con China, si bien han mostrado una leve mejoría, siguen siendo inciertas.
El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, explicó la complejidad de estas negociaciones en una entrevista reciente. “Si dejamos de lado a China, todavía quedan 14 socios comerciales importantes con los que estamos en proceso de establecer acuerdos. ¿Tendremos un documento legal completo en 90 días? Es poco probable”, reconoció Bessent.
LA RESERVA FEDERAL, ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
Este clima de tensión comercial podría tener un efecto inflacionario que limite la capacidad de acción de la Reserva Federal. En circunstancias normales, la Fed podría recortar las tasas de interés para estimular la economía en caso de desaceleración. Sin embargo, si los aranceles generan inflación, la Fed podría verse obligada a mantener o incluso subir tasas, contrariando su tradicional postura de apoyo al crecimiento.
El presidente del organismo monetario, Jerome Powell, abordó este dilema en un discurso reciente en el Economic Club of Chicago. “Podríamos encontrarnos en el desafiante escenario en el que nuestros objetivos duales estén en tensión. Si eso sucede, consideraríamos qué tan lejos está la economía de cada objetivo y los distintos horizontes de tiempo en los que se espera cerrar esas brechas”, explicó Powell.
La reacción del mercado fue inmediata: el índice Dow Jones Industrial Average perdió casi 700 puntos tras sus declaraciones, reflejando el nerviosismo de los inversores ante esta falta de claridad sobre la política monetaria.
¿HACIA UN NUEVO PARADIGMA DE INVERSIÓN?
Ante este escenario complejo y con las expectativas de ganancias corporativas bajo presión, algunos analistas están proponiendo una nueva forma de estructurar los portafolios de inversión. Larry McDonald, inversor, autor y fundador de The Bear Traps Report, señaló en el podcast Opening Bid de Yahoo Finance que podría ser momento de replantear las estrategias tradicionales.
“Probablemente estamos moviéndonos hacia un portafolio 30-30-40: 30% en commodities, 30% en bonos y 40% en acciones. Esto puede variar según la edad del inversor, pero refleja mejor la realidad actual del mercado”, sugirió McDonald.
Según el experto, los inversores deberían considerar aumentar su exposición a activos duros como el oro y los fondos cotizados relacionados con el cobre, ante el riesgo de que las ganancias esperadas no se materialicen y la inflación se dispare por factores externos como los aranceles.
CONCLUSIÓN: MOMENTO DE AJUSTAR EXPECTATIVAS
Con estimaciones corporativas que podrían estar infladas, políticas comerciales erráticas y un banco central con espacio limitado para maniobrar, el panorama actual exige cautela y realismo. Las advertencias de analistas como Adam Parker deben ser tomadas en serio, especialmente cuando el coste de equivocarse -para empresas y para inversores- puede ser muy alto.
En definitiva, Wall Street haría bien en agudizar sus lápices y revisar sus números. El exceso de optimismo puede salir caro en un entorno donde los fundamentos económicos y las políticas públicas están lejos de ser predecibles.