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16/04/2025 06:00:00

Entre la espada y la pared: "El BCE abrirá la puerta a tipos por debajo de los neutrales"

Hace tan solo un mes, las perspectivas de crecimiento económico en la zona euro parecían algo más alentadoras para el resto de 2025 gracias al optimismo generado por el estímulo fiscal de Alemania. En ese momento, el Banco Central Europeo (BCE) parecía dispuesto a pulsar el botón de pausa en su actual ciclo de flexibilización monetaria. Pero el famoso Día de la Liberación de Donald Trump ha cambiado las tornas, y el organismo llega al Jueves Santo preparado para un nuevo recorte de 25 puntos básicos y abrir la puerta a un tipo final por debajo del 2%.

Entre la espada y la pared: El BCE abrirá la puerta a tipos por debajo de los neutrales

"Esperamos que el BCE recorte los tipos de interés oficiales en 25 puntos básicos, con una comunicación moderada sobre las perspectivas, abriendo la puerta a tipos por debajo de los neutrales. Sin embargo, creemos que la referencia a tipos significativamente menos restrictivos probablemente desaparecerá, e incluso podríamos oír que se discutió una pausa", afirma Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.

Así, el experto reitera su previsión de una tasa de depósito terminal del 1,5% para septiembre. "El riesgo de retraso ha disminuido, mientras que el riesgo de recortes más profundos ha aumentado, incluyendo movimientos de más de 25 puntos básicos ya en junio. El riesgo de un retraso en la recalibración de las tasas al alza, que habíamos previsto que comenzara en diciembre de 2026, también ha aumentado".

Y es que desde la bajada de tipos del BCE en marzo, y pese al tono restrictivo que dominó inicialmente la reacción del mercado, las expectativas sobre la trayectoria futura de la política monetaria han cambiado de forma significativa.

"Aunque algunos miembros del BCE habían señalado un enfoque más cauto y prudente para abril y los próximos meses, otras posturas recientes han enfatizado los riesgos a la baja para el crecimiento derivados de la incertidumbre en torno a la política comercial, lo que claramente respalda un nuevo recorte en abril. A corto plazo, los riesgos siguen inclinándose hacia una reducción adicional de la tasa de depósito (por debajo del nivel neutral percibido del 2%), especialmente si se intensifica una posible guerra comercial entre EEUU y la Unión Europea", valora Michael Krautzberger, CIO Global de renta fija de Allianz Global Investors.

Por ello, desde la gestora anticipan una mayor volatilidad en el futuro, con las valoraciones del mercado sobre las tasas a corto plazo fluctuando en función de la evolución de la retórica arancelaria a. "A corto plazo, esperamos que la política monetaria del BCE será sensible a los riesgos de crecimiento a la baja que enfrenta la región, respaldando su sesgo hacia una mayor relajación durante los próximos meses".

Luis Merino, responsable de renta fija, mixtos y fondos de fondos de Santalucía Asset Management, también advierte que el terminal rate del 2% de los tipos de interés del BCE "puede quedarse corto si la situación sigue tan sombría. En la próxima reunión esperamos otra bajada de tipos de 25 puntos básicos, aunque hay dudas sobre una posible pausa, pero con un contexto tan negativo de las bolsas, riesgos, revisión a la baja del crecimiento, etcétera, los bancos centrales van a tomar un papel más activo en las bajadas de tipos".

Por su parte, Martin Wolburg, economista sénior de Generali AM espera "que la guerra comercial desencadene otros tres recortes consecutivos de los tipos hasta el 1,75% (de lo contrario serían sólo dos), el límite inferior del rango de política neutral. Si el comercio se agravara aún más, se avecinarían aún más recortes hasta territorio abiertamente expansivo".

Con todo, desde BofA reconocen que sin la pausa de 90 días en los aranceles recíprocos, el debate del BCE de esta semana probablemente habría sido mucho más complicado.

"Con muchas fuerzas desinflacionarias desatadas al mismo tiempo, habría habido mucha presión, no solo para recortar, sino probablemente también para proporcionar una orientación firme sobre la necesidad de estimular eventualmente la economía. Es probable que esa presión se haya reducido, pero no haya desaparecido", subraya Segura-Cayuela.

De hecho, la economía se enfrenta ahora a un contexto global más débil: tarifas del 10% (de momento), una incertidumbre más persistente que hace una reunión, una moneda más fuerte, tipos reales más altos y precios de la energía mucho más bajos.

"Creemos que el riesgo de una inflación por debajo de lo esperado probablemente figurará en el debate, así como la necesidad de estimular la economía. Pero la pausa en los aranceles recíprocos reduce la sensación de urgencia que probablemente sentiría el Consejo de Gobierno señalándolo claramente", enfatizan en BofA.

JUNIO, UN MES CLAVE PARA LA TRAYECTORIA POLÍTICA

Con un recorte de 25 puntos básicos prácticamente descontado por el mercado, toda la atención estará puesta en lo que tenga que decir la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior a la decisión de tipos del organismo.

"Esperamos que Lagarde haga hincapié en los tres elementos habituales del debate del BCE (la inflación va por buen camino, la incertidumbre es enorme y la necesidad de depender en gran medida de los datos) como forma de responder a las preguntas sobre las recientes perturbaciones y la reevaluación de los mercados que afectan a la economía", dice Segura-Cayuela.

No obstante, los analistas destacan que las previsiones de junio serán las más importantes para la evolución futura de la política monetaria, donde la mayoría de los ingredientes apuntan a perspectivas de inflación más débiles que hace un mes.

"Las previsiones de junio serán un elemento clave de la trayectoria de la política en nuestro caso base. Creemos que estas previsiones, con la información hasta hoy, probablemente tendrán una inflación a medio plazo más cercana al 1,5% que al 2%, lo que indica claramente la necesidad de una política monetaria acomodaticia", señalan en BofA.

Desde Santalucía AM consideran que la guerra comercial abierta tendrá un efecto "más recesivo que inflacionista". "Pensamos que, al final, la balanza se va a inclinar hacia el menor crecimiento, puede haber tensiones inflacionistas por la subida de tarifas, pero serían disruptivas, frenarían la demanda, la confianza del consumidor y la actividad económica", concluye Merino.


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